Cada cierto tiempo, suele estrenarse una película de terror que genera mucho entusiasmo y abre la posibilidad de ser un nuevo clásico. Personalmente, siento que ha pasado un buen tiempo desde que alguna estuvo a la altura de las expectativas. Pueden decirme que soy vieja escuela, pero no hay nada como esas películas de terror que se quedan contigo. Ya sabes, esas producciones que, cuando las ves en una plataforma de streaming o mientras pasas los canales en televisión, te hacen detenerte brevemente y considerar verlas de nuevo, hasta que tu sentido común te dice que mejor no lo hagas. Sí, esas películas. Todos las tenemos. Aquí, algunas de las nuestras:
- «Rosemary’s Baby» (1968)
«Rosemary’s Baby» (o ‘El bebé de Rosemary’, en español) es una de esas películas en las que lo más aterrador no es lo que ves, sino precisamente lo que no ves. Hay una sensación persistente de inquietud y temor que impregna la cinta, incluso en el precioso apartamento de Rosemary (Mia Farrow) en Manhattan. Lo que más me ha marcado es la cara de Rosemary cuando finalmente ve a su hijo como un engendro de demonio. Aunque nunca vemos al bebé en sí, su expresión de horror desenfrenado fue suficiente para atormentar mis pesadillas y dejarme asustada de volver a ver la película durante años.
- «Alien» (1979)
La obra maestra de terror de Ridley Scott se grabó en mi joven cerebro amante de la ciencia ficción. Desde los sonidos que hacía el androide de Ian Holm cuando no funcionaba bien, hasta la legendaria escena del nacimiento del Xenomorph, y los muy realistas gritos de Veronica Cartwright cuando las entrañas de John Hurt explotaron sobre ella… era más de lo que podía soportar a esa edad. No me causó pesadillas, pero durante un par de semanas simplemente caminar al aire libre por la noche hacía que las sombras parecieran más aterradoras y mi imaginación salvaje me llevaba a pensar que un Facehugger o Chestburster iba a saltar hacia mí en cualquier momento.
- «The Shinning» (1980)
Esta película y yo compartimos algunos vínculos muy inquietantes que resultan demasiado cercanos para ser cómodos. Lo más importante es que el niño pequeño de la película –el que exhibe cierta sensibilidad especial y un sexto sentido conocido como el «resplandor» («shining», en inglés)– se llama Danny, que fue como me llamaron a mí durante gran parte de mi infancia. Es más, el actor que lo interpretó, Danny Lloyd, tenía el pelo castaño y se parecía mucho a mí.
- «Pet Sematary» (1989)
Este cuento de Stephen King convertido en película me hizo temer a los cementerios, a los animales, a los grandes camiones y a la resurrección no consensuada, todo al mismo tiempo. Eso es mucho para cargar a los 8 años.
- «The Blair Witch Project» (1999)
Esta película no podría haber salido en mejor momento, con una mejor campaña de mercadeo. En 1999, Internet todavía era relativamente incipiente y recuerdo haber visto esta película sin tener una idea clara de lo que realmente era. Mis intentos de investigar sobre ella no arrojaron una respuesta clara sobre si en realidad estaba basada en una historia real, o no. La capacidad de la película para caminar en la línea entre el documental encontrado y el horror oculto total todavía era una idea totalmente nueva en ese momento, y recuerdo haber abrazado a mi amigo de la universidad con todas mis fuerzas durante toda la segunda mitad. Los momentos extraños más destacados incluyen ver cómo el sol comienza a ponerse una vez más para los campistas varados, y cómo la líder del grupo Heather Donahue estaba convencida de que, si caminaban en línea recta, encontrarían algo… solo para terminar en «el mismo lugar» del que habían salido en la mañana.
- «The Grudge» (2004)
Me avergüenza decir que no era un niño cuando se estrenó esta película (ya tenía 23 años), pero aún así me asustó hasta la médula. Las circunstancias en las que la vi seguramente tuvieron algo que ver con eso: vivía en París en ese momento y acababa de regresar esa misma de un viaje desde Estados Unidos. De alguna manera, creí que sería una buena idea trabajar un turno en el pub inglés en el que era camarero esa noche, y luego tomar café expreso e ir al cine con un amigo (oh, la alegría de tener 20 años y no necesitar tanto dormir). Disfruté muchísimo «The Ring» de 2002, que fue una exitosa adaptación estadounidense de otro fenómeno de terror japonés, y estaba emocionado de ver a Sarah Michelle Gellar, de «Buffy».
- «The Fourth Kind» (2009)
Normalmente salgo de una película de miedo riendo, porque qué divertido, ¿no? Pero después de ver «The Fourth Kind» («Encuentros del cuarto tipo», en español), me sentí realmente aterrorizada. Las imágenes empalmadas de Milla Jovovich recreando los «materiales de archivo» supuestamente reales de la Dra. Abigail Tyler hipnotizando a sus pacientes para que hablen sobre sus supuestas abducciones extraterrestres, no, gracias. Paso de ello. Nunca más.