“La hora de la desaparición”: un thriller inquietante que combina misterio, humor negro y brujería.

En el retrato sombrío de Maybrook, Illinois, 17 niños desaparecen simultáneamente a las 2:17 de la madrugada, dejando a toda una comunidad en estado de shock. Las cámaras de seguridad captan a los menores saliendo de sus hogares con una expresión ausente, como si respondieran a una fuerza invisible.

A partir de ese momento, todos los ojos se posan sobre Justine Gandy —interpretada por Julia Garner—, la maestra del salón, quien se convierte en el blanco perfecto del odio y del linchamiento mediático. Sin embargo, nada es lo que parece.

Bajo la dirección de Zach Cregger, conocido por Barbarian, la película se desliza entre el terror sobrenatural, la sátira social y el humor incómodo, entregando giros sorpresivos cada veinte minutos que desestabilizan al espectador. La cinta abraza lo extraño, lo esotérico y lo grotesco, con toques de rituales paganos y teorías conspirativas que rozan lo delirante.

El reparto es tan perturbador como fascinante. Julia Garner ofrece una actuación compleja: Justine no es ni villana absoluta ni víctima indefensa, sino una figura atormentada, sedienta de conexión y refugio emocional. A su lado, Josh Brolin interpreta a Archer, el padre de uno de los niños desaparecidos, cuyo impulso por buscar respuestas lo lleva a tejer una intrincada red de sospechas y revelaciones. También destacan personajes como el oficial Paul (Alden Ehrenreich), atrapado entre la obligación y el deseo, y Gladys (Amy Madigan), quien irrumpe como un torbellino oscuro y decisivo.

La culminación del filme resulta tan intensa como perturbadora. Un enfrentamiento final, cargado de rituales y revelaciones mágicas, desata un desenlace brutal que deja huellas tanto físicas como psicológicas.