“El exorcista: creyentes” es la película de terror más esperada de este mes de octubre.

Cincuenta años han pasado desde que «El exorcista» llegó a salas de cine y en el trayecto otras tantas películas han continuado la historia: «Exorcista II: el hereje» (1977), «El exorcista III» (1990), «El exorcista: el comienzo (lanzada en 2004, siendo la versión de Renny Harlin. Ahora, desde este jueves llega otra cinta ambientada en el mismo universo: «El exorcista: creyentes», dirigida por David Gordon Green.

Para esta nueva entrega está de vuelta el demonio Pazuzu, ya conocido en la franquicia, y quien poseyó a la joven Regan MacNeil (interpretada por Linda Blair) en la película original. Luego de que dos niñas se pierden en el bosque y sus padres comienzan una exhaustiva búsqueda, al tercer día aparecen (así como Jesucristo resucitó al tercer día), pero poco a poco hechos sobrenaturales van revelando que las niñas fueron poseídas por Pazuzu.

(Alerta de posibles spoilers)

Tras tomarse un buen tiempo para plantear el contexto de los personajes -que si el protagonista Victor Fielding, interpretado por Leslie Odom Jr., perdió a su esposa hace unos 13 años y ahora sólo viven él y su hija Angela, que si una experta en exorcismos llamada Chris MacNeil (Ellen Burstyn, actriz de la película original) puede ayudarle a entender lo que le pasa a Angela porque ella vivió lo mismo hace 50 años, que si la familia de la otra niña son muy religiosos….- comienzan los «sustos» de a deveras, aunque también varios juegos con los que el director pretende espantarnos para luego decir «ah, no, no está pasando nada malo», por ejemplo recurriendo a sonidos fuertes que surgen de la nada y provocan saltos, o insinuar que hay una presencia paranormal que al final resulta no ser.

Esto da resultado en muchas ocasiones, si no es que en todas (ya verán que apenas comience la película ya habrán pegado al menos un brinco), pero es un recurso que se utiliza más de la cuenta y ya para la tercera ocasión, aunque provoque el brinco del público, uno se siente timado por la película.

Para quienes no somos asiduos de los filmes de terror pero vamos dispuestos a ser espantados puede desilusionar esa primera aparición de Pazuzu que luce demasiado digital y poco realista (bueno, cómo espera uno realismo si hablamos de un demonio, pero se entiende), además surgen preguntas como ¿era necesario tomar los mismos recursos de la cinta original (los gritos, blasfemias de las niñas poseídas y toceduras de cuello) o habría otra forma de renovar la franquicia y retratar un exorcismo que no nos hiciera añorar las icónicas escenas de «El exorcista» de 1973?

La nostalgia también tiene un gran peso (quizá para muchos sea lo único destacable) al tener de regreso a la emblemática Ellen Burstyn a la que (spoiler) seguramente veremos en las próximas películas, pues esta es la primera de una nueva trilogía del Exorcista.